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viernes, 28 de mayo de 2010

Horas de luz restantes

El otro día recibí vía BUZZ, por parte de una amiga un artículo curioso que me llamó la atención y que he decidido refundir en este post por su carácter cuioso y práctico.

El artículo está sacado del libro "Show me how!" (¡Enséñame cómo!).

La situación podría ser la siguiente: Nos encontramos por el monte paseando, o como gusta decir ahora, practicando senderismo, y empieza a atardecer. No sabemos si volvernos ya o seguir un poco más y nos preguntamos; ¿cúanto tiempo nos queda de luz natural?. Pues muy bien, lo más práctico en este caso es haber salido al monte con tu GPS de Montaña y que él te indique con total precisión según tus coordenadas y la información del satélite a qué hora se pone el sol (es una función típica de estos dispositivos). En el más que probable caso de que no lleves un GPS, no tengas o simplemente se haya agotado la batería pues podemos recurrir al truco siguiente (no es muy preciso, pero si orientativo y práctico).

Levanta tu mano hacia el punto de puesta y cuenta el número de dedos que hay entre el horizonte y el sol. Cada dedo representa aproximadamente un cuarto de hora (por lo que cada cuatro dedos te quedará más o menos una hora de sol). Es cierto que cuanto más cerca de los polos estés, más imprecisa será la lectura (será mas larga), pero para nuestras latitudes es una aproximación bastante buena.


Por otro lado hay que tener presente que el sol no desciende en linea recta exactamente, sino describiendo una ligera curvatura hacia el norte (en nuestra latitud), por lo que no se va a poner exactamente por el punto que estamos mirando sino un poco desplazado (hacia nuestra derecha), y entonces deberemos comprobar que en ese punto no hay una montaña o algo similar que pueda provocar que las horas de luz sean menos.

jueves, 27 de mayo de 2010

El Tesoro de Montségur, de Sophy Burnham

En esta novela, 'El Tesoro de Montségur' Sophy Burnham nos describe la vida de una practicante del catarismo, una 'Buena Cristiana', que logra huir de la matanza perpetrada por la iglesia católica y el ejército francés en la ciudad de Montségur como parte de la cruzada albigense contra la 'Herejía Perfecta'.

Muchos son los libros que tratan la historia del catarismo, su forma de vida, sus creencias y las persecuciones y torturas sufridas a causa de ello. Algunos de ellos se centran en el supuesto tesoro que los 'Buenos Hombres' lograron salvar y esconder lejos del alcance de los cruzados, como por ejemplo el supuesto Santo Grial de la sangra de Cristo. En este caso el libro se podría considerar como un primer contacto del lector con esta religión. En su prólogo la autora encuadra históricamente a esta sociedad para el mejor entendimiento de la misma por parte del lector norteamericano (principal destino de la novela) cuyo desconocimiento de la historia del 'Viejo Continente' dificulta un profundo análisis del libro frente a la forma de vida de los Cátaros.

En definitiva el libro se trata de un conjunto de historias sufridas por la protagonista, una cátara en fuga y perseguida por la Inquisición que se esconde en una aldea de los Pirineos haciéndose pasar por una campesina, gracias a la ayuda d eun cristiano que la acepta sin hacer preguntas por necesidades económicas (sacar adelante su granja). Pero, por desgracia se queda ahí, poco se explica sobre el catarismo y sobre la persecución sufrida, pasando a ser un mero contexto para desarollar una novela de relaciones personales.

Hablamos pues de un libro entretenido para pasar un rato y como primer contacto con esta herejía, pero un poco insulso para los conocedores de la misma.

domingo, 2 de mayo de 2010

Ensayo sobre la ceguera, J. Saramago

En 'Ensayo sobre la ceguera', Saramago nos describe un mundo de ciegos en el que reina el caos y la desorganización, donde las personas (si en algunos casos se les puede seguir llamando así) son capaces de hacer cualquier cosa por malvivir.

El autor mantiene su peculiar estilo narrativo, que a cualquier amante de la gramática puede llegar a sacar de quicio, e incluye una curiosa característica a la hora de relatar los hechos (por él imaginados). Se trata de la ausencia total de nombres propios ante un elevado elenco de personajes que van apareciendo y pasando a través del hilo argumental del ensayo y que se suple nombrándolos por características descriptivas (la mujer del médico, el hombre de la venda, el primer ciego, el niño estrábico, etc.) a la hora de referirse a los mismos.

El libro nos describe dos situaciones límites de la 'humanidad': El confinamiento en un manicomio en desuso de los enfermos, abandonados a su suerte y aislados completeamente de la sociedad, recordando un poco al Gran Hermano de 1984, y por otro lado la supervivencia de un mundo de ciegos colapsado por la inmundicia y la podedumbre.

El ensayo te hace 'ver' de un modo distinto como debe de ser la vida de los ciegos sin ningún tipo de ayuda ni de lo social ni de lo tecnológico. Aunque el punto de partida del ensayo es un poco simple (una ceguera que se contagia a través de la mirada) y el desenlace algo decepcionante hay que reconocer que el grueso del libro es bastante interesante y reflexivo.