El día de la Marmota

El pasado lunes 2 de febrero se celebró el Día de la Marmota, evento mundialmente conocido (aunque sea por el nombre) gracias a la película protagonizada por Bill Murray "Atrapado en el Tiempo".

El evento consiste en resumidas cuentas en un intento de predecir la duración del invierno a través del comportamiento de una marmota. La más famosa de las celebraciones del día de la marmota se produce en la pequeña ciudad de Punxsutawney en el Estado de Pennsylvania y la marmota elegida se llama Phil. La tradición dice que en la mañana del 2 de febrero, la marmota despierta después de su periodo de hibernación, y al emerger de su guarida "pronostica" lo que queda de duro invierno.

El método de la marmota para la predicción del tiempo consiste en que si Phil observa su sombra al salir de la guarida quiere decir que el invierno se prolongará durante seis semanas más y regresará a su madriguera para resguardarse de las bajas temperaturas. Por otra parte, si el animalillo no ve su sombra y se queda retozando en el exterior, ello indica la pronta llegada de la primavera. Al parecer, el método se debe a una superstición que indica que si el segundo día de febrero está nublado, esto manifestaría el final del invierno, por lo que Phil no verá su sombra. Evidentemente ésto no tiene nada de científico, es más, según National Geographic la marmota solo ha acertado un 28% de las veces que lo ha intentado en los últimos 60 años, pero las tradiciones son las tradiciones.

El día de la marmota es en sí una rememoración de festividades ancestrales que han ido derivando en las distintas culturas. Esta celebración marca en concreto la mitad del periodo entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera (de forma similar a la fiesta de Halloween, que señala la mitad del periodo entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno) ya que en la antigüedad observaban que en estas fechas los animales despertaban de su periodo de hibernación (los que hibernan, por supuesto), la vegetación empezaba a florecer y en general la naturaleza empezaba su periodo de regeneración. Los romanos lo celebraban con la fiesta de Lupercalia en honor al dios de la agricultura (Lupercus), los celtas celebraban el Imbolc en honor a la llegada del periodo de lactancia de las ovejas y los cristianos con el Día de La Candelaria en honor a la bendición de candelas (velas) como ofrenda por la fertilidad de la tierra para la siembra.

Yo, personalmente, lo voy a celebrar empezando a planear salidas campestres de senderismo. Por cierto, que este año la marmota ha dicho que aún quedan seis semanas de invierno. Esperemos que se equivoque como casi siempre.